Sazone la carne o el pescado, o incluso las verduras, con la sal aromatizada con hibisco desmenuzándola entre los dedos y espolvoreándola sobre el plato justo antes de servir. El efecto está asegurado.
Las flores de hibisco, cultivadas de forma natural y recolectadas a mano, confieren a las escamas de sal un color rojo intenso.
La sal se extrae de la cuenca subterránea de los rÃos Murray-Darling, en Australia. Se seca al sol, una técnica sostenible desde el punto de vista medioambiental.
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