Quizás todavía haya quien no sepa que el agradable aroma que desprende el uso del ahumador deriva de la diferente calidad del serrín que necesariamente debe colocarse en su interior.
En el espacio previsto para ello debe colocarse la cantidad adecuada de serrín, que es de madera pura, con bajo contenido en resina y sin restos de barniz o pintura. En este caso, el serrín envasado es de haya.
Sea cual sea la naturaleza del serrín, al quemarse desprende un aroma agradable y tiene un efecto antibiótico. Mediante la combustión, libera sus sustancias, impartiendo sabor, aroma y gusto a los alimentos a los que se adhiere, preservándolos así de la putrefacción.
El ahumado expone los alimentos a los vapores producidos por la combustión de la madera aromática y, al hacerlo, aromatiza los alimentos y bebidas expuestos al trabajo del ahumador. Las bebidas se condimentarán y los alimentos adquirirán un fuerte sabor: en ambos casos, el aroma del haya ahumada será el primero en atrapar a sus invitados cuando estén a punto de degustarlos.
RECUERDE: para utilizar correctamente el ahumador, no sólo se necesita serrín, sino las herramientas relacionadas adecuadas y, sobre todo, las técnicas específicas para utilizarlas.
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