Piense en el inconfundible olor de la pasta fresca y en las manos manchadas de harina que la extienden, la cortan y la ponen a secar.
Sólo en Italia hay alguien que, en cada casa y en cada restaurante que decide apostar por el gusto y la autenticidad, la tradición y el sabor, realiza estas acciones tan familiares y genuinas.
Para el antiguo y sagrado ritual de extender la masa, elija los utensilios adecuados: que no falte la malla apropiada. Ante la imposibilidad de guardar los fideos, tagliolini y todas tus creaciones recién hechas, déjalas secar en una bandeja como ésta, equipada con una red que permite que la pasta respire sin retener la humedad, y luego guárdala en seco.
La estructura tiene bordes de madera y pies engomados y se puede apilar con otras redes del mismo tamaño (50x40 cm), para ocupar el menor espacio posible, creando varias capas para secar la mayor cantidad de pasta posible, sobre todo si haces grandes cantidades, como en los restaurantes.
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