Piense hasta qué punto una sola gota de perfume puede marcar la diferencia en la piel de una persona. Ahora imagine la misma cantidad mínima de esencia de una fruta, especia o cualquier otro ingrediente (extracto de flores, infusión de hierbas, agua aromática y más) rociada en el borde de una copa o en la superficie de un cóctel: le resultará fácil deducir el efecto explosivo que un simple aroma puede producir en una bebida, ya que el sentido del olfato es el sentido del gusto, ¡incluso antes que el gusto!
Pero para garantizar un efecto homogéneo, necesita un utensilio que disponga de un pulverizador para esparcir el líquido de manera uniforme y, sin duda, ¡este minicontenedor es lo que necesita!
Añádale la ventaja de poder reutilizarlo y añádale la capacidad perfecta para no desperdiciar líquido: sobresaliente.
Pero no se limite a utilizarlo en bebidas: ¡incluso en los platos más finos y para los paladares más exigentes un delicado toque de esencias (de aceite o vinagre balsámico, por ejemplo) buscadas o recién deducidas es una idea ganadora!
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